Es la quinta noche que me desvelo. Mi cabeza, otra vez, no me deja dormir.
Recorro la habitación con mi vista. Esa habitación en la que también dormías, y en la que soñábamos despiertos hasta que nos sorprendía la mañana.
Pero algo extraño sucede; ya no la veo de la misma forma sin vos.
A mi lado, danza sensualmente el colorido espiral de madera que alguna vez me regalaste. Se mueve y me inspira felicidad; ofrece una serenidad despiadada que no es compatible con mi estado mental.
Me invita a recordarte, alimenta mi dolor.
Desde la última vez que te vi, mi corazón se petrificó. Quedó completamente inanimado, como el reloj de mi habitación. Aunque creo que esa no es una buena comparación…El reloj parado al menos acierta la hora 2 veces por día. Pero mi corazón no.
Él, insiste con algo imposible, algo que ya acabó.
No quiero aburrirte, sé que odias el drama, pero entendeme por favor. ¿Qué sería del escritor sin su pena?
Después de todo, siempre fuimos 2 artistas. Yo, la letra y vos, la canción.
Recuerdo una vez, mientras moría la tarde, y escuchábamos Mozart, te miré y te pregunté:-¿Qué sería de la vida sin música?
Vos, solo respondiste:- No sé.
Hoy, no tengo música y tampoco te tengo a vos. Solo tengo algún peluche, y un atrapa-sueños.
¿Y qué sueños podría atrapar, si se fueron todos con tu “adiós”?.
Mis ojos, esos que tanto te gustaban, se humedecen.
Las lágrimas, tímidas, comienzan a asomar. Pero las retengo, es inútil. Por más que llore, no vas a regresar.
Así que lo que queda es resignarme y llorar…Superarlo y avanzar.
Hasta entonces, hasta que tu nombre deje de robarme suspiros, o mientras me dominen estas ganas locas de abrazarte; te extrañaré.
Mi corazón, como el reloj, se paró.
Seguiré amándote tanto, que un día, ya no te amaré más.
Mis labios derramarán besos perdidos;
Mis palabras serán canciones que nadie va a escuchar.
Estas letras para vos, serán como libros que nunca se leerán.
Y este amor que fue tan nuestro, y ahora es tan mío;
Será un amor que ya nadie sentirá.