Cansado de nadar y de esforzarse
con un destino incierto;
a una braza de darse por vencido
por fin sintió una corriente cálida que lo abrazaba
y le susurraba dulcemente "Bienvenido"...
Todo era muy diferente:
¡Los sonidos brindaban tanta paz!;
el agua cristalina, de un fuerte y brillante turquesa liláceo,
lo inspiraban y llenaban su ser completamente.
El misterioso nadador, cansado de nadar y esforzarse,
finalmente encontró la calma...halló su lugar.
El Sol brillaba intensamente una vez más...
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