martes, 3 de agosto de 2010

Panic attack

Sus pasos cada vez se hacían mas pesados, como si sobre sus botas aterciopeladas, alguien hubiera colocado 20 kilos de plomo.
¿Sería el mismo "alguien" que comenzó a acosarla aquel verano de 2008, cuando apenas tenía 18 años?
Desde entonces, todo parecía imposible; sus sueños se asemejaban más a lejanas utopías que a proyectos a futuro.
Temía salir a la calle pero aborrecía la idea de quedarse en su casa. 
¿Cuál era el motivo? Jamás se interesó en averiguarlo, aunque se sintiera acorralada.
Yo, que fui testigo de dicho acontecimiento, pude entonces comprender por qué la gente se rehúsa a hacer terapia... Hay cosas peores que los espíritus asesinos, y cuesta mucho poder verlo...
Cuando finalmente decidió terminar con tanto alboroto en su vida, fue cuando comprendió que esa presencia que la acosaba, seguiría sus pasos hasta que ella quisiese.
Los 20 kilos de plomo se duplicaron, y el sudor comenzó a deslizarse delicadamente por sus pronunciados pómulos.
Se acercó al espejo y completamente aterrada, se preparó para quitar la sábana celeste que lo cubría.
Recuerdo ese momento, el espejo se descubrió antes de lo deseado, ya que su pulso se aceleró inexplicablemente. 
Su boca se abrió dejando a la vista de cualquiera, su expresión de sorpresa.
No estaba preparada para ver eso, ¿Verdad?
Ella esperaba ver un espectro a sus espaldas, y encontró algo mucho mas complejo.

Vió su reflejo... se encontró a ella misma.
Su mente había sido el proyector de esos fantasmas desde el comienzo...

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