La historia sin nombre ( parte III )

El espejo no me miente, mis 54 años se hacen notar. Las arrugas, algunas por la edad, y otras por el dolor.
¿Si Mariano volviera y me viera así, aún me amaría?
Mi corazón saltó de repente; suspiré y me dije: ya no debo hacer estas cosas..
Me lo digo todos los días desde aquel 10 de agosto de 1977, cuando se lo llevaron detenido por soñar un mundo mejor.
Lo recuerdo como si fuera ayer...festejábamos mi cumpleaños en un gran salón...yo cumplía 21, el tenía 22. Faltaba solo una semana para su cumpleaños. "Éramos los 2 leoninos".
Cuando Mariano desapareció, intenté crear algún vinculo zodiacal entre aquellos gorilas para averiguar si así, aunque fuera una superstición o absurda fantasía, podía obtener una explicación sobre por qué tuvieron que llevárselo...por qué nos quisieron robar el pensamiento.
Obviamente, nunca nadie me respondió eso...
33 años después, a mí y a otras tantas personas que mantienen una ilusión tan abstracta como un Paul Klee, nadie pudo contestarnos ningún por qué...
Cada día sale el sol, me levanto y escribo...
Paseo a Berlín, mi Berlín...nuestra luna de miel que nunca llegó.
Entonces llegamos a la plaza y me siento al lado de alguna persona, como me senté hoy a tu lado, y le cuento mi historia, la historia de Mariano...
Tal vez para recordarla siempre; para no olvidarlo, para no perder su imagen...su nombre...
O tal vez manteniendo la ilusión de que cada persona a quien le cuente, se lo cuente a otras; aunque su historia no sea mas que: "Hoy, una loca me contó una historia en la plaza...era sobre la dictadura"; y entonces así, desempañar nuestra historia y ponerle un nombre para que deje de morir como esta tarde setentista.
Espero no haberte robado mucho tiempo...
Hasta luego.